Era la hora del crepúsculo, nadie tenía sueño, pero la meta estaba cerca. Sólo el tic-tac del reloj marcaría nuestro destino, pronto nos daríamos cuenta de nuestro fatal error. Lágrimas de emoción habrían inundado nuestros rostros, pero hasta éstas tenían sueño; la meta se veía al horizonte, sólo era cuestión de tiempo, ese mismo tiempo traicionero que nos engañó. Por fin, se hizo el descenso esperando se nos otorgara nuestra recompensa por nuestro arduo esfuerzo. Nuestros males salían a luz, conforme avanzábamos, pues la noche nos asfixiaba... mal presagio debí suponer. Como había mencionado, el tiempo se convirtió en nuestro enemigo, y así, las puertas se cerraron como se cierra un huevo.
Like this:
Like Loading...
Related