Un momento ...dos, tres, empezar. Murmurar con la mirada encontrada al final de la barra. Sigiloso, sigilosa; un tiempo atómico de encuentro. Un compás a cuatro tiempos: la canción en perpetua repetición. Eras mitológicas, eras de oráculos cacofónicos, un idioma arcaico en una melodía de pecas cafés sobre una piel mediterránea. Que todo juego es presente y todo presente es posibilidad. Conciencia que no mira atrás hasta el marcar del último La. Crónica de un esfuerzo senil a la orilla del mundo. Destino que no existe pero siempre enaltece. Porque, en su música, un compás, es una eternidad... en mi soledad.